¿A quién votar en 2016? - Parte 2

Matt Evans

Publicado el 26 de febrero de 2016
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En la primera parte de esta serie de artículos, hablamos de votar por las personas más vulnerables de nuestro país: el millón de no nacidos que probablemente serán abortados.

Como la mayoría de las cuestiones, el tema del aborto no puede ni debe reducirse a un eslogan o a una cuestión exclusiva de las urnas. Una de las causas subyacentes del aborto es que, para muchas mujeres embarazadas, el aborto parece su única opción realista... pero no todas las opciones son iguales... y muchas mujeres creen que simplemente no tienen los recursos para tomar una decisión diferente.

¿Por qué?

 

Debemos tener en cuenta que la mayoría de las mujeres en edad fértil sólo conocen un Estados Unidos posterior al caso Roecontra Wade (1973); sólo conocen el aborto como una opción o elección. Cuando una mujer en edad de abortar se queda embarazada, lo más probable es que se enfrente a una o más de las siguientes situaciones:

  • dificultades económicas y financieras para criar a su hijo;
  • falta de responsabilidad del padre por el hijo que ayudó a concebir;
  • falta de atención sanitaria;
  • discriminación en el lugar de trabajo (SÍ, esto sigue ocurriendo con algunas mujeres embarazadas);
  • apoyo emocional y relacional inadecuado;
  • falta de oportunidades u opciones de cuidado infantil.

Por eso, cada vez más mujeres embarazadas ven el aborto como su única opción.

Irónicamente, podemos preguntarnos si una mujer embarazada en Estados Unidos tiene realmente elección.

Sin embargo, si vamos a estar a favor de la vida, debemos estar a favor tanto del niño no nacido como de su madre, a menos que seamos culpables de esta descripción:

Las personas contrarias al derecho a decidir a menudo se autodenominan "provida". Pero la única vida que les preocupa es la del óvulo fecundado, el embrión o el feto. Les preocupa mucho menos la vida de las mujeres que tienen embarazos no deseados o el bienestar de los niños después de nacer[1].

Por eso, para ser plenamente pro-vida, también debemos estar A FAVOR de las futuras y posibles madres. Debemos aprender a servirles para que no sólo puedan ver el valor de la vida que se desarrolla en su interior, sino también ayudarles a ver cómo pueden criar a ese niño hasta el potencial que Dios le ha dado. O mostrarles que la adopción también es una opción noble, viable y, en algunos casos, la mejor para su hijo.

Por eso el trabajo de organismos como el Centro de Enriquecimiento de la Mujer en Dalton y Chatsworth y el Centro de Embarazo de Calhoun es tan importante.

Por eso, como seguidores de Cristo, debemos estar abiertos a la adopción en nuestras familias y apoyar una legislación que facilite la adopción.

 

Y, por último, por eso también debemos plantearnos cuál es la mejor manera de votar para los millones y millones de mujeres que se preguntan si realmente pueden elegir cómo gestionar su embarazo no deseado.

[1] http://newantichoicerhetoric.web.unc.edu/thewords/the-feminist-case-against-abortion/, citado de la página web de Planned Parenthood.