No cabe duda de que la política es polarizante. Tal vez por eso he sido reacio como pastor a decir demasiado acerca de los candidatos, las elecciones, y cómo votar ... aparte de que debemos votar.
Sin embargo, este año va a ser diferente porque voy a decirte a quién creo que deberías votar. No sólo eso, sino que voy más allá: voy a decirte a quién creo que bíblicamente deberías votar. Sé que suena atrevido, tal vez incluso un poco prepotente y presuntuoso, pero tengan paciencia conmigo.
Considera el corazón "Padre" de Dios.
A menudo se llama a Dios "Padre" en las Escrituras. Esta forma de dirigirse a Él habla de su deseo de supervisar una familia grande y diversa, de su amor inquebrantable y de su bondad que todo lo abarca. Vemos este corazón de "Padre" -incluso para los hijos descarriados- en la historia del hijo pródigo(Lucas 15:11-32). El salmista incluso dice que Dios es "padre de los huérfanos"(Salmo 68:5).
Preguntémonos: "¿Para quién puede estar Dios en 2016?".
Lucas relata que el ministerio público de Jesús comenzó con Él citando al profeta Isaías:
"ElEspíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a anunciar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán liberados" (Lucas 4,18).
Esta Escritura indica claramente que Dios está a favor de los débiles, los impotentes y los vulnerables.
Este grupo de personas, el más vulnerable, ascenderá a cerca de 1.000.000 en 2016.
Aproximadamente 1.000.000 de niños serán abortados este año en Estados Unidos. Desde 1973, ¡este grupo supera los 58 millones!
No tienen voz, ni voto, ni protección a menos que votemos por ellos.
Que quede claro: en la iglesia podemos debatir sobre soluciones a la pobreza, política de inmigración, ISIS, impuestos... y los cristianos pueden amar a Jesús y discrepar en estos temas (sin ser desagradables).
Sin embargo, hasta donde yo sé, sólo hay una cuestión que tiene claridad bíblica en blanco y negro: Dios valora toda vida humana desde el momento en que es concebida y toda vida lleva impresa la dignidad de ser portadora de la imagen de Dios; por tanto, Dios está a favor de la vida.
Ahora bien, entiendo que algunos argumenten que un feto aún no es un ser humano. Sin embargo, ¿podemos definir realmente en qué momento del proceso de desarrollo un óvulo fecundado pasa de "no humano" a "humano"? En realidad, ese punto lo define la elección de la madre, ¿no?
Si una mujer que está intentando quedarse embarazada se entera de que está embarazada unas semanas o unos meses después de la concepción, cree que lo que está creciendo en su interior es un ser humano, lleno de valor, dignidad y potencial. Está deseando criar a ese niño.
Sin embargo, si la mujer que no tenía intención de quedarse embarazada determina -por diversas razones- que no quiere o no puede criar al niño, puede optar legalmente por el aborto porque lo que crece en su interior es "no humano"[1].
De cualquier modo, se permite a la mujer tomar esta determinación de persona, bajo la justificación legal de que su derecho a la intimidad vale más que el derecho del niño a la vida.
Pero ¿acaso Dios no ha humanizado a sus hijos desde antes de crear el mundo(Efesios 1:4), lo que sin duda incluye desde el momento de la concepción(Salmo 139:13)? Por tanto, el niño no nacido no es un tejido, ni un feto, ni un error; el niño no nacido es la voluntad de Dios.
Para las madres que hayan abortado, la voluntad de Dios es igualmente clara: Él os ama.
Él te perdonará en Cristo al igual que en Cristo tu hijo es precioso y está eternamente con Él. En Cristo un día nos reuniremos con los millones de no nacidos que fueron arrebatados de esta vida y nos maravillaremos de la gracia y el poder de Dios.
Pero hasta ese día, debemos orar y trabajar para que Su voluntad se haga en la tierra como en el cielo. Así que antes de votar en las primarias de 2016 y en las elecciones generales de otoño, comprométete a votar por las vidas sin voz que no tienen protección bajo nuestras leyes actuales, aunque están hechas a imagen de Dios.
(Esta es la primera parte de una serie de entradas sobre el aborto y las elecciones).
[1] La mayoría de los estudios indican que las mujeres que abortan lo hacen porque el embarazo interferiría con el trabajo o los estudios; por incapacidad para afrontar los costes de criar a un hijo; o por falta de apoyo/implicación del padre.